miércoles, 18 de mayo de 2011

Ostias de Realidad

...
Las ostias de realidad te despiertan de tus estúpidos letargos
te hacen ver que no somos casi nadie
que estamos aquí 3 días y que si te pierdes 2 de ellos
en recrearte en tus miserias cotidianas
un día la vida pasa por tu lado
y con insultante jocosidad te dice:
vamos coño! que te quedas atrás!
...


lunes, 16 de mayo de 2011

No serías la primera persona que...


Vale que todos tengamos defectos,unos más y otros menos
¿Pero te imaginas si tuvieras tan solo estos seis que pasaría?
....

Querer tener siempre la razón
Las personas que poseen esta característica siempre tienen miedo a perder en las discusiones con los demás y a veces en medio de su desesperación por ganar y convencer, hasta llegan a argumentar sus puntos de vista con el llanto para así hacerlos más contundentes. 

Por lo general ni siquiera escuchan las razones de las otras personas y las califican de mentiras.

Se sienten solos e incomprendidos por el resto de la gente y sus frases más comunes son, “nadie me cree y nadie me entiende”.

La única forma de convencerlo de que no siempre tienen la razón es mediante la evidencia, y muchas veces a pesar de tenerla enfrente siguen alegando que sí la tienen.


Echarle la culpa a otro
Aquellos que optan por echarle la culpa a los demás de todo lo que pasa, se creen perfectos y piensan que nunca se equivocan con nada.

Por lo general, no son sujetos buenos para realizar trabajos en equipo, pues desconfían de la eficiencia de sus compañeros y piensan que en cualquier momento cometerán errores que les perjudicarán a ellos también.

Por otra parte, siempre creen que se les está acusando de algo, aunque no sea así o aunque ellos sepan que no lo hicieron, ya que por su condición de culpar a los demás sufren de cierto delirio de persecución, y cuando saben que sí son responsables de lo sucedido nunca lo aceptan ante los demás.


Hacerse siempre el mártir
Son aquellas personas que buscan que los demás siempre piensen que están mal y que les tengan lástima y sientan compasión por su situación.

Les gusta sufrir y son masoquistas, para que en realidad les crean y les manifiesten algún tipo de afecto.

Estos seres manipulan a la gente a través del llanto y del pesar y siempre están pensando que el resto del mundo es cruel y que se ensañó contra ellos.

Además de que se proyectan como mártires ante la sociedad, inconscientemente también lo hacen con ellos mismos y por eso la mayoría son hipocondríacos, pues necesitan sentir compasión por ellos todo el tiempo.

Por otra parte, en ocasiones, creen que son inferiores al resto y como supuestamente siempre les pasa algo malo, buscan que los demás les ayuden en todo y a veces llegan al punto de pedirlo por caridad.


 Siempre en tono negativo


Ser intolerantes
Las personas con poca tolerancia se enojan con facilidad y comienzan a sentir que todo el mundo los ofende aunque no sea verdad.

Son muy susceptibles a los comentarios o a las molestias de los demás, aunque se trate de asuntos insignificantes.

Son impacientes.

No soportan el fracaso, las equivocaciones o las fallas naturales de los demás.

Son normativos y todo tiene que salir como ellos quieren, porque de lo contrario de enfadan.

Son muy exigentes y esperan que el resto del mundo gire a su alrededor.

Cuando se molestan pueden ser rebeldes y se niegan a colaborar con los demás.

Tienden a guardar rencores por mucho tiempo y no perdonan fácilmente.


La desconfianza anda por ahí
Estas personas son paranoicas y sienten que cualquier otro puede ser su enemigo, aunque no le conozcan.

Por lo general, consideran que todo el mundo tiene malas intenciones y que les hará daño en algún momento.

Desconfían de lo que comen, de lo que compran y cualquier asunto o persona es susceptible de despertar su sospecha.

A todo lo que ven le buscan la tara para demostrar que en efecto es malo.

Utilizan frases como “la gente nunca es tan buena”, “ya verás lo que pasa” o “yo os los advertí”.
O que cambias.
o te quedaras Sol@.

{O por lo menos sin mi}






lunes, 9 de mayo de 2011

Esclava de un tirano al que no entiendo

No he podido evitar al levantarme hoy el sentirme como una esclava.Una prisionera, no de besos ni de  palabras, sino de algo que te agarra con más fuerza y por mucho que luches y corras,él seguirá por encima de ti, asfixiandote, empujándote para que te ahogues. Me he dado cuenta,que él es lo primero que mi cuerpo,incoscientemente quiere ver, que una y otra vez vuelvo a caer pendiente de sus pasos,como si no supiera ya por donde va.Como si no fuera a actuar día tras día igual, sin cambios ni variables.Y hoy me he levantado cansada de él...cansada de ti, de tu insoportable rutina. de tener que ir siempre detrás de tu sombra.Que de ti y solo de ti depende a donde tenga que ir. A donde quiera ir.

No voy a romperte, ni a jugar con tus llaves,no dejare de escucharte,aunque sea de lejos...por mucho que me levante algunos días como el de hoy detestandote porque no dejas de recordarme otra cosa que la de que nunca me dejaras ser libre ...seguire jugando contigo aprendiendo nuevos trucos y atajos,que aunque me lleven a perder siempre, sinceramente quiero creer que me llevaras a buen fin.


~Porque no...yo no soy de esas que rompen relojes para parar el tiempo~

...
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben!!-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.


Julio Cortázar.