lunes, 11 de abril de 2011

Mis noches románticas

Si, esta es una de las extrañas noches que me encantan. Sí, soy así de rara. No pretendo que me entiendas, ni que leas esto. Pero aun así la puerta no está cerrada. Preguntaras porque la llamo extraña, sé que todo lo que ves te parece muy normal, pero si te sientas a un lado podrás observar de lo que hablo.
No son esas cartas de Miguel que tengo sobre la mesa llenas de aventuras y promesas, tampoco esas viejas fotos de mi padre cuando era joven ni la canción de Andrelo que suena.
No me resulta extraño que te llame la atención la cantidad de diarios que veas, como si pudieras creer que mi vida entera se puede escribir en un papel. No, esta noche no va solo de eso.
Contradictorio. Pero simple. Parece que estoy mal, pero estoy bien, parece que estoy bien, pero estoy mal. Me ves una carita triste, y yo sin embargo me veo sonreír.
Supongo que la palabra clave es Nostalgia.
Esta es una de las extrañas noches, que te da por preguntarte que es lo que estás haciendo. Una de las extrañas noches en las que te paras y te da por mirar atrás porque donde estas hay algo que no te encaja. Que te falta algo que antes tenías. Que has dejado de ser quien eras. O no, peor aún, has dejado de estar para quien antes estabas. Y por eso mismo, te das cuenta que ya no eres el mismo y por ende…has cambiado.
“pero Bea, si las personas no cambian, solo se equivocan y aprenden, pero siguen siendo los mismos”
Mientras tú me dices esto, yo empezare a darle vueltas…y tan solo me doy cuenta que lo tengo todo desordenado. Y no te fijes en mi armario porfavor. De lo que estoy hablando es de mí. De mis maneras y mis modos de hacer las cosas. De ir regando todo por ahí sin saber donde lo voy dejando. Como si no tuviera valor, como si no fuera mío. Si es que tal vez el error sea ese, que nunca me creo lo que tengo y mucho menos que me pertenezca, el estúpido error de pensar que las cosas se cuidan solas y que si siguen ahí será por algo y que si se pierden por algo habrá sido. Y sí, creo que sabes lo que es ese todo.
De tener agenda y no tomarme las fechas en serio, de vivir demasiado deprisa y perderme en las pausas. De no tomar en serio mi palabra. De no cumplir nunca la maldita lista de deseos estúpidos. Como si tuviera toda mi vida por delante y no me diera cuenta que el tiempo pasa.
En definitiva, querido extraño, y vuelvo a repetirte que aunque suene raro, si, este es el tipo de noches que me encantan. El tipo de noche en la que me doy cuenta que soy un completo desastre y que ya verás que en menos de nada se hará de día y yo después de toda esta melancolía puede que me despierte o me acueste, no lo sé, más feliz que el momento en el que me viste y entraste en el cuarto, porque recordar lo que vivimos, con una sonrisa, vale la pena solo por el hecho de que haya pasado.
Solo te prometo que no te puedo prometer nada y que sé que no cambiaré, pero intentaré aprender de mis errores. Mañana ya me verás buscando las siete diferencias entre cambiar y aprender.Ah! por cierto, no creo que te importe,pero tan solo tenlo como un dato: esto es lo que yo llamo mis noches románticas.