lunes, 9 de mayo de 2011

Esclava de un tirano al que no entiendo

No he podido evitar al levantarme hoy el sentirme como una esclava.Una prisionera, no de besos ni de  palabras, sino de algo que te agarra con más fuerza y por mucho que luches y corras,él seguirá por encima de ti, asfixiandote, empujándote para que te ahogues. Me he dado cuenta,que él es lo primero que mi cuerpo,incoscientemente quiere ver, que una y otra vez vuelvo a caer pendiente de sus pasos,como si no supiera ya por donde va.Como si no fuera a actuar día tras día igual, sin cambios ni variables.Y hoy me he levantado cansada de él...cansada de ti, de tu insoportable rutina. de tener que ir siempre detrás de tu sombra.Que de ti y solo de ti depende a donde tenga que ir. A donde quiera ir.

No voy a romperte, ni a jugar con tus llaves,no dejare de escucharte,aunque sea de lejos...por mucho que me levante algunos días como el de hoy detestandote porque no dejas de recordarme otra cosa que la de que nunca me dejaras ser libre ...seguire jugando contigo aprendiendo nuevos trucos y atajos,que aunque me lleven a perder siempre, sinceramente quiero creer que me llevaras a buen fin.


~Porque no...yo no soy de esas que rompen relojes para parar el tiempo~

...
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben!!-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.


Julio Cortázar.

1 comentario:

  1. El reloj no es el pequeño demonio que nos envejece... desgraciadamente, ese somos nosotros mismos.

    ResponderEliminar